Nacho García, 04-01-2009
No hay mejor sentido que el sentido común, ni sabiduría más acertada que la popular, por eso hoy quiero recordar un dicho, que ha pasado de ser de autor anónimo a propiedad intelectual de todo visitante de la tierra astur.
Me dice el sentido común, que hablando del derivado petrolífero no debe ser milenaria la exclamación, sin embargo aplicando la sabiduría de la propia experiencia, creo poder afirmar que el mismísimo Pelayo conocía los poderes ocultos del cóctel de los autóctonos productos.
Si el lector es asturiano habrá reconocido en el título los ingredientes de este artículo, pero si por el contrario no es nacido en el paraíso natural, tendrá curiosidad por conocer el contenido de la explosiva receta.
En cualquier caso tome nota buen amigo, pues milenario o reciente, este dicho esconde gran verdad, y si usted no lo cree, tan solo debe probar. Le aseguro que quizá le guste, o quizá no, pero no quedará indiferente ante la explosión potente, ante el poder efervescente, del combustible natural.
Y para no tenerle más en vilo, le voy a desvelar, la frase famosa, que un día nació dicho, y se convirtió en popular. “Con fabes y sidrina nun fai falta gasolina”.
Desconoce el autor de este texto los poderes nutritivos del hidrocarburo, pero sin temor a equivocación, afirma que se produce gran explosión, cuando se hace la digestión, de la ingesta de tan noble mezcla. Y sin ser científico de profesión, ni tener pruebas de la afirmación, no duda en la aseveración, de que a la gasolina supera en octanaje, la citada cuestión.
Ya por separado forman un gran manjar, pero nada se puede comparar, al tandem que pueden formar, la sidra al escanciar, y la faba al cocinar. Y les habla la voz de la experiencia, cuando cuento que no hay en la ciencia, una explicación racional.
Debe la faba cocer a fuego lento, y es menester acompañar, a la legumbre al cocinar, con ingredientes que no pueden faltar. Chorizo, tozin y morcilla son aderezos sin igual. Buen estomago debes tener, si un buen plato de fabes quieres comer, y es conveniente saber, que sin prisa lo puedes hacer, obtendrás mayor placer.
Del liquido elemento poco les puedo aportar, pues es de sobra conocida, su propiedad de depurar. Dicen que un gaitero, lo afamó en el mundo entero, y que hasta un príncipe heredero lo suele tomar. Dicen que otros lo intentaron copiar, pero ni en sabor, ni en fama lo pueden igualar, y es que el destilado de la manzana, en pureza y sabor gana, si antes de tomar, un asturiano, se esmera en escanciar.
Un consejo os quiero dar, no es que quiera yo, de prepotencia pecar, pero es bueno avisar, que puede resultado pesar, si lo pruebas para cenar. Y también te quiero contar, que apliques la prudencia, a la hora de tomar, pues de esta ingesta, no es bueno abusar.
Dicen que hay miles de ingenieros buscando como arañar, al cronometro unas décimas, para con un coche ganar. Y dicen también que un día, llegó a ese circo un asturiano, que sabe de conducir, y que empezó con un kart. Unos dicen que el secreto está en aligerar, otros en la forma del coche afilar, dicen que hay que rodar y rodar, y tener suerte al repostar, y ser el mejor en planificar. Lo que no saben los estrategas, que el dilema no consiste en estudiar, sino como les voy a desvelar, el secreto del asturiano, está en el buen llantar.
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